En términos constitucionales para validar una elección se necesita mínimo la asistencia del 20 por ciento del padrón electoral a las urnas, sin embargo, para la elección del 1 primero de junio, en donde La Mayoría Silenciosa va a elegir magistrados y jueces se espera que el 10 por ciento o menos del padrón acudan a validar la elección que no tiene reglas claras ni certeza jurídica.
Entre otras cosas, el “agandalle” de Morena con las candidaturas, el desconocimiento del electorado acerca de la elección, las limitaciones a los candidatos para hacer campaña y la inexperiencia de los aspirantes van a propiciar un vacío en la elección. No obstante, a Morena no le importa validar el resultado con la mayoría del padrón, solo quieren imponer a jueces y magistrados a modo para, dizque, impartir justicia; sostienen que en democracia se gana con un voto, pero no aceptan que en democracia las mayorías deben decidir.
Para validar la elección Morena ha diseñado una estrategia de acarreo de votantes, poniendo cuotas a los senadores, diputados locales, federales y los presidentes municipales de los partidos aliados en la 4T, unos tienen que apoyar con tres mil votos en cada distrito, para el caso de los presidentes municipales les piden el 50 ciento de los votos que obtuvieron en la anterior elección constitucional, los líderes regionales o municipales trabajan por su cuenta y se espera que unos cuantos despistados de La Mayoría Silenciosa acudan a votar.
Lo cierto es que muchos de los diputados no cuentan con el capital político ni con la capacidad para llevar a votar a 3 mil personas, fueron beneficiados por el efecto Morena para ganar una posición, pero no cuentan con la representatividad ante La Mayoría Silenciosa para convencerlos de ir a las urnas. En el caso de los presidentes municipales, al no haber reelección, no le ponen interés a una elección que requiere mucha inversión de dinero.
Los candidatos al Poder Judicial con su inexperiencia en temas electorales, visitan plazas públicas con megáfonos en mano para dar a conocer sus propuestas a ciudadanos apáticos que no entienden de leyes; a diferencia de los partidos políticos no saben en dónde se encuentran sus posibles votantes, cómo convencerlos de ir a las urnas y no tienen el capital económico para invertir en dádivas para los líderes de los votantes, acostumbrados a estirar la mano a cambio del voto.
Es de todos sabido que Morena se “agandalló” las candidaturas de los magistrados. Con el pasado esquema, incluso el Poder Judicial o los partidos tenían cuotas, lo cual validaba la elección en los congresos, hoy que la oposición no está de acuerdo, Morena no les convidó nada y, eso también impedirá una mayor presencia de sufragios en las urnas.
La elección no contará con representantes de candidatos, no tendrá un conteo de votos con certeza legal, pero lo más preocupante serán los votos válidos o nulos, ante lo complejo de la boleta para la elección. Es decir, toda una elección de Estado para adueñarse de un poder.
En fin, Morena tendrá que cargar con la elección del Poder Judicial, es su proyecto para desbaratar un poder que no les benefició cuando llegaron a la presidencia, no porque no quisieran, más bien por falta de diálogo y trabajo político de su presidente, quien lleno de soberbia creyó que todos le debían hacer caravana; en México los presidentes nunca han creído en la división de poderes. Morena tuvo 35 millones en la anterior elección, llevar menos de 10 millones a las urnas será un fracaso para Claudia Sheinbaum y su partido, por donde lo vean.
*El culpable de caso Capulhuac*
Mucho se ha hablado del caso Capulhuac, un lugar, hasta hace una semana, conocido en el centro del país por la elaboración de barbacoa de sus pobladores, hasta que la presidenta municipal, Selenne Hernández Herrera los puso en el ojo del huracán al golpear junto con su hija y una policía a una psicóloga del DIF municipal. Desde el sábado en la tarde noche cuando la afectada se presentó a levantar el acta respectiva, todo ha girado en torno a las autoridades y poco se habla del detonante del problema, el esposo de la presidenta municipal de nombre Carlos Anzastiga.
El esposo de la alcaldesa acosaba a la víctima, misma que no accedió a sus pretensiones y bloqueó toda comunicación con el susodicho, quien acto posterior amenazó a la víctima con despedirla vía su esposa y, posteriormente, alguien cambio la versión que le hicieron llegar a la presidenta, donde argumentaban que la psicóloga era quien pretendía a su esposo; Selenne Hernández lejos de averiguar, se dejó llevar por sus arrebatos y lo demás de la historia es conocida, con algunos detalles muy delicados durante la agresión que han sido ocultados a la opinión pública.