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POLITICOS CÍNICOS: Ladridos de insolencia   

POLITICOS CÍNICOS: Ladridos de insolencia   

Por: William Hundelshauseen Carretero

Presidente Nacional APIC

 

¿Hay lugar hoy para los cínicos, entendidos como aquellos filósofos de la Antigüedad que desafiaban al poder, la moral y las buenas costumbres?  Mi escrito busca señalar el compromiso social que requiere la atención de este gravísimo problema que, a pesar de su antigüedad apenas empieza a ser examinado en profundidad en sus orígenes, manifestaciones y consecuencias sociales, económicas y políticas.

 

Son múltiples las causas atribuibles a la existencia del fenómeno del cinismo y la corrupción. Para el caso de Cartagena puede mencionarse, en forma muy general, la ineficiencia, la mala calidad del control interno, la falta de un código de responsabilidades aplicable a los encargados de la administración de recursos públicos, que a última hora renuncian porque AMAN A CARTAGENA y son perseguidos políticos, la existencia de un severo régimen de sanciones para castigar de manera ejemplar a quienes incurran en prácticas de corrupción, la débil o ausente participación de las organizaciones de intereses de los ciudadanos en la tarea de vigilancia de la gestión pública, y la discrecionalidad con que algunas veces se manejan los grandes negocios del Estado.

 

Todo ello ha permitido que la corrupción disponga de su propio lenguaje, y sus propios mecanismos de defensa, reclutamiento, reparto y operación, hasta el punto de conseguir que se inviertan los valores sobre los cuales se supone que debería funcionar el sistema. Así, los funcionarios más corruptos se convierten en el modelo, mientras los honestos son marginados y silenciados. El término permite hacer referencia a la desfachatez, la obscenidad descarada y la falta de vergüenza a la hora de mentir o defender acciones que son condenables. .

 

Partiendo de esa acepción tenemos que subrayar que a Cartagena se la tomo no solo la corrupción sino el cinismo de los autores. De ahí que nos encontremos casi a diario a políticos que utilizan aquel para referirse a la actitud de sus rivales ante cualquier situación concreta que esté de actualidad en ese momento, pero la verdad es que los actos de corrupción existieron y los cínicos creen que todo quedo olvidado y salen a pregonar de sus dotes como buenos lideres o en cuerpo ajeno los beneficios de sus gestiones o como olvidar que el estandarte de cada campaña es el contrato de Aguas de Cartagena (ACUACAR). Recuerdan ustedes las 233.109 acciones del Distrito de Cartagena en la Sociedad Portuaria Regional de Cartagena, que pasaron a manos privadas, gracias al INMORAL ZARPAZO contra la ciudad;  el contrato del manejo de los residuos sólidos  con la empresa TIRSA S.A., donde el alcalde comprometió vigencias futuras y contrato  irregularmente con esa firma. Y si de contratos que se investigan y la ciudadanía está a la espera de sus resultados hay que anotar los siguientes: el de la Fase Final del cierre del basurero Henequén; la doble contratación y nominas paralela y el déficit de 16.500 millones de pesos en la contratación que hizo el DADIS, las ARS que han sido sometidas, devastadas por la politiquería, No solo el Régimen Subsidiado, sino toda la salud ha sido expoliada; los trabajos de dragado en el caño de Bazurto; el robo de la BASE DE DATOS del proceso de identificación y afiliación al SISBEN de los Cartageneros, donde se involucraba a honorables Concejales y altos políticos de la ciudad;  mal manejo del programa  escuelas flexibles, El contrato con URBASER; las múltiples irregularidades denunciadas por concejales en todas las dependencias del Distrito seriamente cuestionada por la multiplicidad de irregularidades efectuadas en la contratación  no son exentas de esta gama de hechos notorios de la corrupción en Cartagena.

 

La lucha  contra la corrupción en Cartagena no admite aplazamiento. La falta de credibilidad de los Cartageneros en sus instituciones es excesiva. La nueva Cartagena debe ser trazada por un candidato de los 30 que aspiran QUE AMEN SINCERAMENTE A CARTAGENA, que no tengan el sello para entregar la ciudad a los FINANCISTAS, por eso requiere y de manera urgente de un replanteamiento moral y específicamente del enfrentamiento de la corrupción en la administración pública. Sobre todo cuando los principios de honestidad del funcionario y transparencia en la gestión pública puedan retomar su importancia. Y olvidar a los, POLÍTICOS CÍNICOS: Ladridos de insolencia.

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