Desde el portal Ángel Soriano
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Ángel Soriano
Perry, ejecuciones
Con el gobernador de Texas, Rick Perry, se han consumado 270 ejecuciones en la vetusta unidad carcelaria de Walls y extraña que la sociedad más civilizada observe con desdén una y otra ejecución, sin que exista poder humanitario que los haga desistir de una de las prácticas más inhumanas de los últimos tiempos.
Si de último minuto se lograra conmover al gobernante para evitar la ejecución del compatriota Ramiro Hernández Llanas, quedarán en la lista negra las nueve consumadas contra mexicanos de una serie de diez en esa entidad sureña, lo cual de ninguna manera lo libra de la bestialidad cometida durante su mandato.
Los organismos internacionales apelaban al juicio definido de la Suprema Corte de Justicia que impidiera la ejecución de Hernández tomando en cuenta el deterioro de su estado mental, que es una posibilidad de liberarlo del cadalso, pero se considera que nada puede conmover a Perry, pues las ejecuciones es su principal afición.
La suma de muertes de mexicanos en territorio estadunidense debe llamar la atención no sólo al mundo, sino principalmente en nuestro país, para implementar las medidas adecuadas que impida que el desarrigo de su lugar de origen por falta de oportunidades, sea motivo para perder la vida en territorio estadunidense, donde de una u otra manera, el sueño americano se convierte en terrible pesadilla para los connacionales.
Perry, y los sucesivos gobernantes, no deben ir sumando muescas en la guillotina y si la sociedad civilizada no lo impide, cuando menos en su tierra deben crearse las condiciones necesarias para ir a la patria de la tortura.
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