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IMPUNIDAD Y CORRUPCIÓN SEXENAL

         IMPUNIDAD Y CORRUPCIÓN SEXENAL

     Con la frase irónica y burlesca de que fueron puestos en libertad pero que eso no significa que hayan sido absueltos, la autoridad judicial acató la disposición de la Secretaría de Gobernación de liberar a los dirigentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, sección 22, Rubén Núñez Ginez y Francisco Villalobos Ricárdez, para que de inmediato se reincorporaran a las actividades ilícitas cada día más graves de esa organización en perjuicio del pueblo oaxaqueño. Se supone que el gobernador del estado, Gabino Cué Monteagudo, no tuvo intervención directa en esta incalificable injusticia, pero sí influyó su complacencia con los actos vandálicos magisteriales y su indiferencia ante las protestas y reclamos populares y empresariales, afectados directos por la violencia y las pérdidas económicas por los bloqueos y plantones. Además, es del conocimiento público que desde el inicio de su mandato, y durante más de cinco años, el gobernador estuvo subsidiando, con elevadas cantidades, a este y otros grupos de oportunistas abusivos, que siempre exigían más con amenazas y realización de actos ilegales, como lo siguen haciendo hasta la fecha, por eso creció la deuda pública del estado mucho más que en todos los gobiernos anteriores, incluyendo los conocidos como los más voraces de la historia de Oaxaca.

   Otra prueba de la impunidad y corrupción que deja marcado a este gobierno del cambio, es su incumplida pero reiterada promesa de campaña de promover el enjuiciamiento a los principales miembros del gabinete gubernamental anterior, en especial al cabecilla Ulises Ruiz Ortiz, por su desmedido enriquecimiento perfectamente explicable, pero predominó la complicidad, a pesar de que fue uno de los temas más aplaudidos en su demagógico discurso de toma de posesión. Lo más criticable fue que la contralora estatal fingió el inicio de un proceso de investigación contra los saqueadores, lo hizo público en varias ocasiones, pero seguramente por la orden de someterse a la institucionalidad nacional prefirió renunciar, como se comprobó con la inactividad del nuevo contralor, que pasó en silencio su estancia en ese cargo, hasta que finalmente se tiene la impresión de que esa institución ya desapareció, porque los presuntos responsables no sólo siguen disfrutando escandalosamente de su enriquecimiento “inexplicable”, sino que hasta de nuevos cargos oficiales bien remunerados. Pero el pueblo no olvida, y si la oficialidad así lo considera, hay testimonios que se exhiben para recordárselo, como el que acaba de dar a conocer el sacerdote Alejandro Solalinde a través de declaraciones a la prensa.

   Como presidente de la Comisión de la Verdad en Oaxaca, lamentó que la misma haya sido una simulación del Estado, y que “tal parece que en México no pasa nada. Hay un cinismo de parte de los políticos y también una impunidad del sistema, una cobertura, una complicidad”. El sacerdote recordó que esa Comisión comenzó su trabajo en septiembre de 2014, de acuerdo con el decreto legislativo 2056, que destinaba 18 millones 173 mil pesos de presupuesto, pero que el propio gobierno boicoteó su trabajo. “Nos quitaron las dos terceras partes del presupuesto antes de finalizar; incluso el gobierno de Gabino Cué le quedó debiendo un mes de trabajo a la comisión. Él no pudo decirnos ni ponernos una censura, ni una línea, porque no la íbamos a aceptar, pero tampoco tuvimos el apoyo necesario. Nos quitaron mucha fuerza y tuvimos menos casos de los que debimos tener”. Dijo que si de verdad hubiera justicia Ulises Ruiz debería estar en la cárcel y que se investiguen todas sus finanzas. Sin embargo, aseguró, la impunidad lo protege, “nadie lo molesta  ni lo incomoda porque se blindó. Él se blindó en el Congreso y ante la justicia. Aprovechó bien el sistema para protegerse”. Reafirmó que con Gabino Cué dio lo mismo, porque aunque fuera de otro partido.

   Lo que el religioso tal vez ignore es que el gobernador transitoriamente aparenta militar en otro partido, pero que el de su origen e ideología es el priismo. De ahí la tolerancia y complicidad con el ex gobernador, del que Solalinde reitera: “Ulises Ruiz es lo peor que ha tenido Oaxaca, lo más cínico y también lo más peligroso. Es un baluarte del PRI, es el paradigma del clásico cacique. No hay que olvidar que su familia de Chalcatongo es caciquil. Tiene una fortuna mal habida: él ha sabido cubrir todo lo que tiene, como el hospital que maneja su esposa en la ciudad de México. Cómo va a justificar eso si todos vimos cómo desvió los fondos; hay equipo médico muy costoso”. Como el partido oficial, el PRD, el PAN y el Verde son lo mismo, el ex gobernador pudo garantizar su impunidad, y con él la del equipo que lo rodeó, por eso pasaron inadvertidas todas las acusaciones en su contra, y a los muy contados que se les siguió un proceso, sólo para despistar, han salido ilesos, como lo seguirán con el nuevo cambio de gobierno, porque además empieza a imperar la prescripción.

   Por el momento, la vigencia de la corrupción e impunidad la tenemos con los mal llamados maestros, que ni a profesores llegan, puesto que las plazas que ocupan fueron heredadas o compradas, por eso la defensa encarnizada contra la evaluación y la reforma educativa, que comprende también la laboral, puesto que es injusto que se les siga pagando sin trabajar, como la amenaza que será realidad el próximo lunes, en que continuarán ausentes de las aulas escolares. El manejo del IEEPO, que fue explotado a toda su capacidad, se los quitó el gobierno federal, porque el estatal era incapaz de retirarles alguno de los muchos privilegios de que disfrutaron a lo largo de su mandato, pero la única posibilidad que existe de que se les haga respetar la ley es que el nuevo gobierno del estado tenga el valor suficiente para someterlos.

   abelsantiago30336@yahoo.com.mx

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