*El Filo de la Navaja
Por Rafael Loret de Mola
LUNES 23 DE JUNIO DE 2025
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Las diferencias entre México y los Estados Unidos se remontan, in duda, hasta la fundación de ambas naciones aunque la segunda haya declarado su independencia treinta y dos años antes, entre 1789 y 1821 respectivamente. Dos invasiones por parte de los del norte contra una, la de Pancho Villa a Columbus, de parte nuestra además de las batallas de Santa Anna para retener Texas que terminaron, en el Álamo, con toda la autoridad moral del dictador mexicano; en el segundo de los casos no hablamos de una intromisión grosera porque el territorio en disputa era nuestro… aunque luego se perdiese por la estulticia de “su alteza serenísima”.
En el presente, continuando con las penurias de la desigualdad entre dos países geográficamente unidos, sin remedio, pero políticamente siempre beligerantes y rebosantes de rencores mutuos, las tensiones se han avivado de manera considerable. No extrañan las diferencias, ni las extremas de centurias y décadas atrás, pero sí la torpe gestión de los gobiernos de sendos países que parecieran estar construyendo un segundo muro de altisonancias con sabor a preámbulo de una injerencia irremisible por parte de la mayor potencia de todos los tiempos.
No podemos negar el hecho de que el diferendo actual ha ido escalando por la ausencia total de visión de la prospectiva general, por parte de la insensible y soberbia administración cuatrotera, y la convicción artera de los líderes estadounidenses acerca de la honda corrupción de nuestro gobierno ligado inexorablemente al crimen organizado. Y en este tenor de cuestiones, por desgracia, lleva México las de perder en ausencia de posturas congruentes frente a las demandas irritadas del llamado vecino del norte, acaso el peor que hubiera podido tocarnos… sin embargo esta cercanía podría favorecernos si hubiese capacidad para negociar diplomáticamente antes de que comiencen a extender la idea sobre la posibilidad de formar parte del estado 52, el número 51 sería Canadá, según las utopías de Trump y las veleidades de la señora Sheinbaum de Tarriba.
Los actos vandálicos en Los Ángeles podrían convertirse en el punto de no inflexión si bien Trump se mostró muy cauto cuando se le informó que Claudia podría haber sido la mano que meció la cuna por sus constantes llamados a las movilizaciones para frenar, primero los aranceles y después la imposición de gravámenes a las remesas que, por cierto, son la segunda fuente de ingresos del país, si bien conllevan un pecado muy a la vista: el hecho de que los grandes capos han usado esta vía para el consabido “lavado de dinero”. Si sigues las rutas del dinero en México acabarás por encontrar a los verdaderos capos de cuello blanco que manejan las cosas con absoluta impunidad. ¿Nombres? Busquen entre quienes más riquezas han multiplicado a lo largo de estos seis años y medio de administraciones cuatroteras y los encontrarás.
No sorprenden, entonces, las protestas desbordadas de los emigrantes mexicanos sino las pobres diatribas de los miembros del gobierno mexicano, lo mismo la presidenta (e) que el grotesco presidente (sin a) del Senado, tan presuntuoso y al mismo tiempo tan felón, mercenario y corrupto. Se paran el cuello escupiendo hacia arriba y salen disparados a sus guaridas como sucedió, recientemente, con los tres esquizoides de la Presidencia que insultaron a un periodista de cepa y con raigambre -no lo olviden, mis puños están prestos-, por órdenes del cavernícola Jesús Gutiérrez Cuevas -todo un cavernario a los pies de sus patrones miserables- quien en vez de atemperar los rumores sobre la intromisión de Sheinbaum en las manifestaciones violentas de Los Ángeles, demuestra, sin género de duda, que sí están provocando a las huestes incendiarias para tratar con ello de frenar a la Casa Blanca.
Están a la vista y ni modo de pretender mirar a otro lado. Los sicarios de la Presidencia llevaban gafetes y fueron plenamente identificados. Al mismo tiempo, la agencia de noticias Reuters -alemana de origen-, extendió la sospecha sobre los llamados narco-políticos mexicanos, protegidos escandalosamente por Sheinbaum Pardo, cuya lista la encabeza la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila -con todo y su marido, Carlos Torres, que ya tomó las de Villadiego-, a quien la presidenta (e) arropó liberándola, de palabra, de las serias acusaciones formuladas por la DEA y la NSA… muy bien fundamentadas por cierto.
Todo el círculo de la miseria humana ha caído sobre la pírrica administración federal que se queda sin respuestas ni salidas. Claudia se metió en su propia ratonera luego de las fraudulentas “elecciones” judiciales rechazadas por el noventa por cierto de los mexicanos empadr4onadas además de los jóvenes adolescentes quienes ya se sienten asqueados al revelárseles la corrupción de los manos oficiales a la vista del mundo entero y con la altanería, además, de replicarle a los observadores de la OEA quienes señalaron al supuesto “ejercicio democrático” como una farsa digna de las peores dictaduras que anidan por el mundo.
Lo que no puede preverse es cuándo se derrumbará el monolito morenista, una edición corregida y aumentada del viejo PRI cuyos mayores cabecillas ya están integrados al ominoso gobierno mientras otros gobernadores supuestamente opositores trabajan con ahínco para entregar sus entidades a la marca guinda. ¿Un ejemplo? El “panista” Mauricio Kuri de Querétaro, blindado hasta los dientes con decenas de esbirros que le rodean, incluyendo a sus hermanos millonarios.
Por tales condiciones, México, por desgracia, está derrotado. El futuro depende de los que hagan los mexicanos temerosos pero con el rencor acumulado en crecimiento hasta el estallido. No es solo Los Ángeles donde los corazones se agitan y se vuelven violentos, acaso azuzados por el gobierno de México. Somos también cada uno de nosotros decidido a no tolerar que nuestros descendientes marchen por la ruta del despeñadero.
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