*Viene la Hecatombe
*Y las Expropiaciones
Por Rafael Loret de Mola
Jueves 29 de Mayo de 2025
En unos cuantos días se nos vino la hecatombe de la 4T en 2023. Fue el preámbulo de cuanto acontece ahora. Lo mismo respecto a la desatada violencia por doquier -a la que unimos la masacre de Ensenada con veinte muertos caídos durante un rally, que si nos referimos al desastre institucional provocado por la soberbia del titular del Ejecutivo quien no acepta las decisiones, estas sí constitucionales, de la Suprema Corte de Justicia respecto al repulsivo Plan B, rechazado por los mexicanos con fe democrática, y a la composición del Instituto Nacional de Acceso de la Información (INAI), destazado por el capricho de AMLO en busca de su “mundo ideal”, esto es un espacio sin libertad de expresión y sin necesidad de que se rindan cuentas sobre las obras emblemáticas de una administración arcaica y ladrona.
El punto álgido se suscita con el inicio de las expropiaciones y más cuando éstas obedecen a un autoritarismo rendido a las fuerzas militares y no al revés. El caso de Ferrosur, propiedad del Grupo México de Germán Larrea Mota-Velasco, pinta de cuerpo entero la descomposición institucional: sin aviso un grupo de marinos tomó las instalaciones de la empresa para asegurar los rieles para así dar paso a otro proyecto, el Tren del Istmo, que seguirá devastando al sur del país so pretexto de abrir nuevas vías para una transformación de opereta por la cual se realizan negocios debajo del agua y con millonarias complicidades. Empecemos con el tráfico de maderas finas por Guatemala y las facilidades dadas a quienes trafican con opioides, como el fentanilo, siguiendo las rutas por mar. Por desgracia, son tan hábiles que el buque-escuela Cuauhtémoc acabó varado, sin mástiles, dos cadetes muertos y la bandera sumergida bajo el puente de Brooklyn en Nueva York.
Fíjense: los grandes proyectos de AMLO parecen dedicados a los grandes sicarios, exactamente igual con las carreteras en la sierra de Sinaloa, pasando por La Tuna el reducto de “El Chapo” y sus “Chapitos”, que a través de los poco más de 80 kilómetros que separan a los dos océanos que bañan nuestras costas o las carreteras, en manos de la SEDENA, desde Sonora a USA. Aportaciones ideales para quienes, cada día más, oscurecen el tránsito por carretera para la ciudadanía desarmada sobre todo acelerándose, una vez más, la oleada de secuestros y asaltos. ¡Y luego nos invitan a conocer los pueblos mágicos! Por fortuna conozco más del 70 por ciento de ellos y me encantaría recorrerlos todos de nueva cuenta.
Lo de mayor preocupación, además de los muertos que van acumulándose y según el reporte oficial fueron más de doscientos veinte mil hasta fines de 2024, es la guerra emprendida entre los poderes de la Unión que puede llevar a la parálisis del gobierno y, por ende, a una perspectiva de incertidumbre y radicalismo, males que se deben al fracasado modelo de la 4T y no al neoliberalismo cuyos esperpentos han sido superados por el presente de la demagogia, la felonía y la manipulación. Tres adjetivos que pueden y deben colocarse en su verdadero contexto. De allí, la sórdida elección “judicial” del próximo domingo.
Una muestra: la exacerbada protesta frente a la sede de la Suprema Corte, patrocinada por el entonces gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, esbirro de Andrés Manuel hasta la ignominia -y sin embargo con escasos arrestos para proceder contra su antecesor, Miguel Ángel Yunes Linares, quien se dio el lujo de insultar al “patrón” durante su campaña retándolo escandalosamente para tapar con ello sus propias corruptelas y luego cayendo en la abyección al consumar la traición en el Senado en pro de la maldita reforma judicial-, vituperando a la presidenta del máximo organismo del Poder Judicial, uno de los tres que forman gobierno, e incluso paseando ataúdes con su nombre como una suerte de amenaza a la vida de ella y los demás ministros no alineados con el mandante. Y es ella, Norma Piña, la de mayor jerarquía moral en la hora final de la autonomía de los poderes de la Unión.
Lo anterior significa, nada menos, que está por romperse el orden constitucional haciendo buena la estúpida sentencia de Andrés en su primera campaña por la Presidencia: “al diablo con sus instituciones” las que ahora son traspasos a Claudia y no para Fox, ni Calderón ni Peña -éste último muy bien resguardado-. La desvergüenza es absoluta y puede dar lugar o ya lo dio a una crisis entre poderes de la Unión sin precedentes. Es esto mucho más grave de lo que observan los palurdos al servicio del gobierno.
Además, la economía está por erupcionar y ya despide fumarolas más altas que las del Popocatépetl -cuyo fuego alumbra valles y ciudades cercanas por ahora como un espectáculo natural que puede crecer sin que se hayan tomado medidas preventivas-, o las de la Santa Sede, ante la posibilidad de una recesión aguda en Estados Unidos y la terca dependencia del peso con el dólar que presume la 4T tambaleante como si se tratase de un logro y no de los movimientos bursátiles internacionales.
Ni siquiera Rogelio Ramírez de la O, o su sustituto, el gris Edgar Amador Zamora, secretario de Hacienda, se aventura a dar la cara ante la incertidumbre planteada por el hecho de que el país no crece, se mantiene en la línea del cero, y el PIB se diluye sin remedio por la ausencia de productividad y el exceso de manipulación en la Bolsa y el Banco de México cuyos parámetros ya no son creíbles. Digamos que la próxima, y desgraciada, caída del peso, será el nocaut para la ferviente adoradora del “mesías de Macuspana”.
Por otra parte, los cercanos comicios judiciales, que dejaran sin anular las boletas en blanco para que se sirvan con la cuchara grande los esbirros del INE, son hornos a punto de reventar -como el volcán Popocatépetl que tengo a un lado-, por la escasa credibilidad de los órganos electorales y las limitaciones de los candidatos que, por el momento, hacen prever crisis serias poselectorales.
Si se sigue el camino de la legalidad las monedas están echadas. De lo contrario podremos saber lo que sucederá encima.
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