¡De quien te quejas, si tu mal te lo buscaste!
¡De quien te quejas, si tu mal te lo buscaste!
Por: William Hundelshauseen Carretero
Presidente Nacional APIC
La corrupción y el abstencionismo fueron los grandes ganadores en la contienda electoral que se dio este 11 de marzo para elegir a los mal llamados padres de la patria en el Congreso de la Republica, aunque es un tema bastante polémico y hasta natural para cada uno de nosotros como elector primario, ya que descaradamente se dio la compra y venta del voto, la presión gubernamental obligando a sus empleados a votar por determinado personaje que lo único que ha hecho es participar activamente en hechos dolosos; o el pueblo olvido tan rápido lo de odebretch, reficar, saludcoop, ruta del sol, la educación, la salud y muchas otras donde en su gran mayoría participaron estos personajes que fueron reelegidos porque se aprovechan de su poder para obtener el beneficio personal olvidándose de que están en ese cargo para ayudar al pueblo, convirtiéndose no solo en un dolor de cabeza para la democracia sino en un pronto arrepentimiento de quienes lo llevaron a seguir ocupando esa curul y es que el principal problema que se tiene en nuestro país, es que la democracia manejada no funciona de verdad, ya que con un simple mercado, o con unos pesitos, basta para comprar un voto en cualquier tipo de elección, haciendo que la corrupción en Colombia se mantenga en el poder sin ningún tipo de problema y por eso vamos a seguir viendo los mismos apellidos repitiéndose una y otra vez, siempre van a estar en el poderío, pero como observamos los mismos cada vez son más ricos, tienen más tierras, más empresas y sin lugar a dudas difícilmente algún día podríamos bajarlos de esa potestad, gracias al tráfico de influencias que manejan en la actualidad.
Cada pueblo tiene a los gobernantes que se merece. La anterior frase atribuida al famoso estadista inglés W.Churchill, cae como anillo al dedo a nuestra democracia colombiana luego de conocer los resultados de la jornada electoral del pasado domingo 11 de marzo. La mermelada y compra y venta de voto en forma desvergonzada en toda nuestra geografía, hizo su efecto y de qué manera.
Los Colombianos acudieron a las urnas y eligieron a los senadores y representantes a la Cámara que conformarán el Congreso de la República hasta el 2022, el partido más votado fue el Centro Democrático, que lidera el expresidente y senador reelecto Álvaro Uribe Vélez, con 19 curules, arrasó en el Senado, ratificando que este país no tiene memoria, sigue en su orden CAMBIO RADICAL con 16 curules, cuyos miembros en su gran mayoría están involucrados en los hechos irregulares que se presentaron en esa corporación que tiene entre las rejas a algunos de ellos pero en esta oportunidad volvieron a repetir en cuerpo ajeno, partido que nunca más volvió a representar el verdadero cambio que espera Colombia y mucho menos Radical; sigue en su orden el partido CONSERVADOR con 15 curules; el que en otrora fuera el avasallante partido LIBERAL, debió conformarse con 14 curules perdiendo tres; el partido del presidente Santos U con 14 curules siendo en esta oportunidad el derrotado porque no le sirvieron las acostumbradas mermeladas; el partido Verde fue uno de los ganadores de la jornada al sacar a 10 senadores encabezándolo con una alta votación Antanas Mockus y el POLO 5 curules.
Aunque hubo algunos casos aislados en donde varios caciques políticos se quemaron, la tendencia sigue siendo la misma, elegir a los mismos, con las mismas; aunque el voto de opinión ha cogido fuerza, es muy débil frente a las maquinarias y a la vieja politiquería. ¡Esos son los honorables que el pueblo ha elegido!, y si bien ha llegado personas que pueden marcar un verdadero cambio, es muy difícil que los dejen trabajar, y menos que apoyen sus iniciativas.
Los electores se dejaron nuevamente cautivar por la politiquería, las maquinarias muy bien aceitadas y olvidaron muy pronto la vida, obra y milagros de aquellos personajes a quienes han vuelto a elegir. Como dice la vieja canción, de la cual se ha hecho más de un centenar de versiones, ¡de quien te quejas, si tu mal de lo buscaste!