Por Raúl González Nova
Almoloya de Juárez.— Después de meses de puertas cerradas, oficinas desplazadas y reclamos ciudadanos ignorados, #AdolfoSolísGómez finalmente decidió “descubrir” que el palacio municipal sí debe estar abierto para la gente. Un acto que muchos vecinos interpretan no como voluntad de servicio, sino como la respuesta obligada ante el creciente malestar social.
Porque si algo ha caracterizado a esta administración, es la tendencia a alejar al ciudadano de su propio gobierno: cabildos fuera de su sede, oficinas escondidas en una plaza semivacía y trámites convertidos en recorridos turísticos forzados.
La #PlazaInvernalia: de elefante blanco a refugio administrativo improvisado
La cuestionada plaza “Invernalia”, abandonada por casi una década, mágicamente tomó vida cuando el Ayuntamiento decidió mandar ahí una buena parte de las dependencias.
Para algunos #regidores fue “una estrategia de reactivación”. Para la ciudadanía, en cambio, fue simplemente un traslado innecesario, costoso y sin sentido.
ciudadanos pagando doble transporte; comunidades enteras teniendo que invertir más tiempo y dinero;
trámites que, lejos de facilitarse, se volvieron un viacrucis burocrático.
Pero claro, la plaza se veía muy sola… y había que justificarla de alguna manera.
La pregunta sigue en el aire: ¿cuándo regresarán TODAS las oficinas al palacio municipal?
La reapertura del edificio principal es solo un primer paso. La población exige que las demás dependencias vuelvan a su lugar original, porque el gobierno debe estar donde la gente puede acceder a él, no donde conviene políticamente instalarlo.
Por ahora, Solís Gómez entrega un gesto tardío, forzado y que no borra meses de decisiones cuestionadas. La ciudadanía espera hechos, no aperturas simbólicas.
