Por Raúl González Nova
https://www.facebook.com/share/p/17cdUjAm6p/,
Almoloya de Juárez, México. — La administración de #AdolfoSolísGómez tocó fondo en materia de seguridad: después de diez meses de abandono total, el alcalde apareció de manera improvisada para entregar chalecos antibalas, cámaras, radios y un “bono” de 2,500 pesos por #policía
Un acto que exhibe no un avance, sino la vergonzosa precariedad en la que su propio gobierno mantuvo a la corporación.
La revelación más grave vino del propio alcalde; las patrullas han estado operando sin radios de comunicación, una condición que no solo es inadmisible, sino peligrosa para la ciudadanía y para los mismos oficiales.
Apenas ahora, casi un año después, el Ayuntamiento “decide” equiparlas, como si se tratara de un favor y no de una obligación elemental de cualquier gobierno medianamente funcional.
Policías consultados —que solicitaron anonimato ante el clima interno— señalaron que este repentino equipamiento y el bono parecen más una operación de control de daños que una política seria de fortalecimiento institucional.
“Hay quienes se conforman con 2,500 pesos… pero eso no borra los meses sin equipo, sin radios, sin respaldo”, expresaron.
La realidad es brutal:
– Patrullas sin radios.
– Corporación sin herramientas mínimas.
– Renuncias por malos tratos y desgaste.
– Prestaciones incompletas, días sin pagar y quincenas pendientes.
Y todo esto mientras el alcalde presume una entrega mínima como si estuviera salvando la seguridad pública.
Adolfo Solís asegura que ahora sí “podrá exigir resultados”.
La ironía es evidente: ¿cómo pretende exigir lo que él mismo negó durante casi un año?
A unos dias de su informe, el gesto luce menos como un logro y más como un intento desesperado de maquillar la crisis que su administración permitió que explotara.
En Almoloya de Juárez, por ahora, la seguridad se reduce a lo que ofrece el alcalde: 2,500 pesos, un par de fotos y patrullas apenas equipadas.
De acuerdo con versiones internas y comentarios que circulan entre trabajadores del Ayuntamiento, habría inconformidad por el uso recurrente de un inmueble donde el alcalde organiza eventos oficiales y privados.
Ese espacio, conocido anteriormente como “7 Leguas”, estaría vinculado a un círculo cercano al propio alcalde.
