Blindar la Libertad por Rafael Loret de Mola
*Blindar la Libertad
*Soberbia e Invasión
*De Nombres Extraños
Desde hace tiempo sostengo que las leyes mexicanas, y no sólo éstas, tienden a sobreproteger algunos espacios y dejar al descubierto otros que acaso incomodan a la clase política en el poder. Por ejemplo, hay claros privilegios para las mujeres en cuanto a los delitos de género, los movimientos lésbicos-gays, tan de moda por azahares de la vida institucional, y hasta para los religiosos pederastas pese a la tremenda condena histórica de las Naciones Unidas y la reacción sorprendente del Papa Francisco cuyo enfado trasladó hasta a sus feligreses a quienes instó a no visitar la capilla del Vaticano “como si fuera atractivo turístico”. ¿Una ligereza para tapar el verdadero debate?…
*Blindar la Libertad
*Soberbia e Invasión
*De Nombres Extraños
Desde hace tiempo sostengo que las leyes mexicanas, y no sólo éstas, tienden a sobreproteger algunos espacios y dejar al descubierto otros que acaso incomodan a la clase política en el poder. Por ejemplo, hay claros privilegios para las mujeres en cuanto a los delitos de género, los movimientos lésbicos-gays, tan de moda por azahares de la vida institucional, y hasta para los religiosos pederastas pese a la tremenda condena histórica de las Naciones Unidas y la reacción sorprendente del Papa Francisco cuyo enfado trasladó hasta a sus feligreses a quienes instó a no visitar la capilla del Vaticano “como si fuera atractivo turístico”. ¿Una ligereza para tapar el verdadero debate?
Por supuesto, los católicos aceptan y defienden la infalibilidad del Obispo de Roma pero “en cuestiones de fe y dogma” y no por cualquier cosa ni cualquier polémica. De allí viene una tremenda distorsión que pretende satanizar a cuantos ejerzan su libertad cuestionando los retrasos históricos de los jerarcas de esta religión, la mayoritaria en nuestro país sin duda pero no la única, como si se tratara de las viejas herejías por las cuales se condenaba a la hoguera a cuantos caían en manos de la “santa inquisición”; quizá algunos, empeñados en ganar jaculatorias a base de un altruismo que apenas los desgasta –proporcionalmente siempre menor a las aportaciones sinceras de quienes menos tienen-, desearían la vuelta hacia atrás para recrearse con el fuego infamante.
Lo mismo sucede con la tendencia, por ejemplo, a privilegiar a la madre, casi siempre, con la custodia y guarda de los hijos aun en casos dramáticos en donde se observa la ausencia de escrúpulos de las consortes cuya ambición las desborda. Innumerables procesos tienen una conclusión reñida con la justicia y plegada al precepto de que, en todo momento, la presencia de la madre es de mayor importancia en la formación de los hijos menores de edad; y no necesariamente es así aun cuando, desde luego, existe un importante número de expedientes en los cuales los padres abandonan a sus descendientes como si fueran meros objetos de cambio. Pero, insisto, la costumbre es la de extender laudos, sentencias y condenas por anticipado siguiendo la senda de la costumbre.
A diferencia de lo anterior, ¿qué sucede con los periodistas, sobre todo quienes corren elevados riesgos al actuar dentro de las fauces de la inseguridad pública, tratando de informar a la sociedad sobre los terrenos que pisa, alertándola en todo caso, y cuyo pago puede ser desde la muerte, el secuestro o incluso algo peor contra el espíritu del gremio: la persecución social con las once varas de la manipulación oficial? Sencillamente no se tienen recursos para proceder, jurídicamente, contra quienes falsean y mienten sobre hechos incontrovertibles y pretenden silenciar, con las mordazas del poder, a los informadores incluso culpándolos por la “irresponsabilidad” de poner en entredicho la autoridad moral de cuantos carecen de ella.
Suele ocurrir, y ocurre tras cada sexenio deplorable, que cuanto se dice en tiempo oportuno sea descalificado y sea motivo de distintas maneras de represión, violentando incluso las interrelaciones familiares, pero después, pasada la era de la influencia del o de los señalados, se confirmen sin que siquiera pueda esperarse una satisfacción acorde con la incertidumbre y las amenazas que corroen durante un largo lapso antes de convertirse en hechos incontrovertibles. Por ejemplo, cuando denuncié el alcoholismo de calderón –“2012: La Sucesión”, editado en 2010-, aquello fue considerado casi sacrílego a pesar de la abundancia de pruebas y testimonios sobre el hecho perturbador, más en un hombre con la inmensa responsabilidad de enfrentar los amagos contra la nación en su conjunto; pero ahora se da como una realidad evidente sin que exista la menor vindicación por las asechanzas sufridas e incluso la venganza ruin –como la tormenta que me cayó en España durante la última semana de aquel régimen-, ejercidas cuando señalamos la vergonzosa e indignante adicción del ex mandatario quien ahora se pavonea gracias al pago de facturas electorales a cambio de la penosa y extendida impunidad.
¿Para cuándo la justicia, sencilla y llanamente, operará para todos por igual?
Por la parte contraria –casi siempre los funcionarios perentorios pero también los empresarios intocables-, se esgrimen contra los periodistas todo tipo de argucias legales para contenerlos y doblarlos por donde más duele: la imposibilidad de competir con quienes tienen capitales de sobra para mantener las largas y costosas querellas, digamos por daño moral –que se tipifica, por la vía civil, aun cuando se demuestra la verdad de lo expuesto aduciéndose que, por ello se ha provocado un clima de desprestigio para el promotor del juicio-, además de una coerción excesiva, como las que se aprobaron en algunas entidades en donde las voces de los gobernadores pesan de más en “sus” Congresos, para la supuesta difamación o calumnia que ya no existen en otros territorios.
Muchos colegas viven aterrorizados bastante más por las reacciones de la clase gobernante que por la posibilidad de ser atacados por las multinacionales del crimen. Esto es: las fuentes oficiales tienen recursos, pecuniarios y jurídicos, de más, para proceder contra los Comunicadores mientras éstos no cuentan con armas jurídicas para intentar evitar la represión, soterrada o disfrazada pero efectiva las más de las veces, y el silencio consiguiente. Hay algunos ejemplos que inciden en la estadística deplorable al ser considerado México el segundo país más violento del mundo e igualmente uno de los que mayor número de asesinatos contra periodistas acumula año con año, sin remedio, desde el execrable gobierno de miguel de la madrid, quien será siempre repudiado en la memoria de quienes lo padecieron.
Hablemos de verdadera igualdad; no de una desigualdad políticamente conveniente.
Debate¡Cómo se las gastan los españoles con su anidado y añejo espíritu de “conquistadores”! Es curioso: cuando miran hacia América Latina lo hacen con la quijada levantada, y sucede lo contrario al otear hacia el norte de Europa en donde limosnean plazos y prerrogativas al Cuarto Reich encabezado por Ángela Merkel. Es quizá el efecto de la dualidad histórica: la de haber ocupado los territorios de Mesoamérica –cuando México no existía como tal-, y la de haber sido tantas veces arrasada por los celtas –quienes legaron un idioma de consonantes, casi impronunciable, al llamado País Vasco-, romanos y árabes además de las hordas bárbaras. Por una parte, el sentirse dioses –como cuentan en los documentales cuando hablan de Cortés y Pizarro-, y por la otra con cien afrentas contra su orgullo mancillado.
Así las cosas, la conocida Audiencia Nacional de España, de donde fue cesado y expulsado el célebre juez Baltasar Garzón –no por haber perseguido al CHILENO Pinochet sino por intentar aplicar la “memoria histórica” contra los herederos del franquismo-, decidió, de manera unilateral y extraterritorialmente, obsequiarse con sendas órdenes de aprehensión contra el ex presidente de China, Jiang Zemin, el ex premier y tres funcionarios más de su administración, por cuanto al genocidio cometido por éstos en el Tibet cuya figura más destacada, en periplo constante por el mundo, es el Dalai Lama quien tan bien fue recibido por calderón y los fox, éstos en su rancho faraónico. Por desgracia es casi imposible separar lo espiritual de lo político.
El caso es que no existe jurisdicción alguna para los jueces hispanos para actuar en otros territorios como si fueran el propio. No se han erigido en la Corte Internacional de La Haya, por ejemplo, que tendía una cobertura más explicable sobre el caso de marras, ni ninguna otra soberanía ha sopesado inclinarse ante el zángano Borbón que gobierna a buena parte de la península ibérica con la excepción, hasta el momento, de Portugal, y acaso, al fin de año, de la ensoberbecida Cataluña en donde tantos se sienten vanguardistas al prohibir… la libertad. Vaya galimatías insostenible.
Garzón, en su momento, pretextó que durante la tiranía de Augusto Pinochet en Chile habían sido víctimas algunos españoles y por ello dijo tener derecho a proceder pidiendo la aplicación de medidas coercitivas. Fue entonces cuando Pinchote, quien se hallaba en Londres, ingresó a un hospital y luego voló a Santiago en donde fue arraigado bajo las mismas acusaciones, ciertas pero ilegales al provenir de una soberanía ajena, hasta su muerte el 10 de diciembre de 2006, un día luminoso para cuantos fueron brutalmente perseguidos luego del asesinato –aunque fuese un suicidio inducido por la dignidad-, de Salvador Allende, democráticamente electo y luchador social hasta su dramático adiós.
Ahora, la Audiencia española, sin el menor recato, se mete en camisa de once varas al enjuiciar al ex presidente de China, sin que ello exima a éste de sus graves faltas contra los tibetanos y la humanidad en su conjunto, y provocar con ello, explicablemente, una seria tensión diplomática contra el gigante de Asia. Si Mao-Tse-Tung –así aprendí a escribir su nombre- viviera, seguramente el contragolpe hubiera sido mucho más enérgico en cuanto a la evidente violación del derecho chino. En todo caso, el diferendo debió darse en una corte internacional, avalada por los países que la reconocen entre ellos España, y no en la sala de un juzgador humano acaso resentido porque al pie de la inmensa Muralla ya se fabrican jamones “estilo ibérico” de enorme calidad luego de intentar comprar y agotar la producción española de los mismos. Un absurdo, aunque el ejemplo sea burdo, de la desproporción evidente de los juzgadores hispanos que parecen querer regir los destinos del mundo desde Madrid.
¿No es hora de reaccionar antes de que los mexicanos seamos obligados a presentarnos, por cualquier pretexto insulso, ante algún tribunal español para dirimir controversias que ocurran en nuestro país y no allende el mar? La sed de reconquista –aunque se olviden que la ocupación fue de los pueblos de Mesoamérica y no de lo que hoy es México o Perú-, parece insaciable.
La Anécdota
Algunas veces he sonreído cuando he escuchado los nombres de algunas personas. Por ejemplo, el de “Masiosare” por seguimiento a la letra del Himno Nacional y considerando que tal se trata de “un extraño enemigo”. En Yucatán llegué a conocer a Anthony Quinn May, en homenaje al actor nacido en Chihuahua por casualidad. Y así por el estilo.
Recientemente, en Sonora, se prohibió registrar a los niños con nombres que resulten infamantes al pasar el tiempo: Hitler, Rambo, Batman, etcétera. Pero jamás hubiéramos creído, como ha sucedido, que algunos padres llegaran a imponer a sus hijos apelativos tales como: Pene, Espinaca, Escroto, Pubis o Circuncisión.
¿Puede alegarse la libertad contra el absurdo? Esta es la polémica del día.