Por Raúl González Nova
Almoloya de Juárez, México. – Mientras el presidente municipal Adolfo Solís Gómez presume orden, disciplina y “transformación”, en la práctica sus propios servidores públicos hacen todo lo contrario.
Con total prepotencia y sin respeto por la ley, algunos funcionarios se estacionan donde quieren, cuando quieren, como si las calles fueran de su propiedad y la ley no aplicara para ellos.
Lo más grave es que, cuando se les llama la atención, presumen contar con el “aval del patrón”, es decir, del propio presidente municipal, como si eso les diera permiso para violar el reglamento de tránsito y dar el mal ejemplo.
Es lamentable que quienes deberían poner el ejemplo sean los primeros en generar desorden y luego tengan el cinismo de culpar a la ciudadanía por la falta de cultura vial. ¿Cómo puede exigir el gobierno respeto a las normas si sus propios trabajadores son los primeros en pisotearlas?
Almoloya de Juárez no necesita más simulación ni más discursos vacíos, necesita servidores públicos con ética, no empleados con charola y permiso para violar la ley.