Adolfo Solís Gómez: un alcalde sin autoridad sobre su policía

Adolfo Solís Gómez: un alcalde sin autoridad sobre su policía

* Policía Municipal fuera de control, operando fuera de su jurisdicción y dando mal ejemplo

Por Raúl González Nova

https://fb.watch/AZbThjc2c8

Almoloya de Juárez, México.– En un municipio asfixiado por la inseguridad y con apenas 100 policías para más de 180 mil habitantes, la #PolicíaMunicipal no solo incumple con su obligación de proteger a los ciudadanos, sino que además se da el lujo de operar fuera de su territorio, como si se tratara de una empresa privada.

Vecinos de #calimaya y del fraccionamiento Valle de las Fuentes denunciaron que una patrulla de Almoloya ingresó en sentido contrario para evitar dar vuelta en el retorno correspondiente, poniendo en riesgo a automovilistas y peatones. Esta conducta prepotente y temeraria es solo la punta del iceberg del desorden que impera en la corporación.

En lugar de garantizar la seguridad en Almoloya, los mandos permiten que elementos custodien un exclusivo fraccionamiento en Calimaya, actuando como escoltas privados. La pregunta es inevitable: ¿Quién vive allí para recibir semejante “atención especial” con recursos públicos?

Sin liderazgo ni disciplina, los oficiales actúan a su antojo bajo la complacencia del alcalde #AdolfoSolísGómez y del comisario municipal #EdgarBlandoHidalgo Hoy, los policías de Almoloya no solo son incapaces de proteger a sus propios habitantes: también se han convertido en “reyes del volante” en otros municipios, protagonizando abusos y exhibiendo una soberbia que, según denuncian vecinos, ya es costumbre.

Los datos no mienten: durante el primer trimestre de 2025 se abrieron más de 240 carpetas de investigación por robo, incluidos al menos 70 vehículos robados (un promedio de tres por día). A esto se suman 2 500 viviendas abandonadas en ocho fraccionamientos del municipio, convertidas en nidos de vandalismo y delincuencia.

Pese a la crisis, más de 15 patrullas permanecen fuera de servicio por fallas mecánicas y falta de mantenimiento. La corporación opera con escasez de combustible, equipo obsoleto y salarios bajos. Mientras tanto, la administración municipal parece más preocupada por mantener las apariencias que por devolver la tranquilidad a los ciudadanos.

Desde el inicio de la gestión, Solís Gómez colocó al frente de la seguridad municipal a Edgar Blando Hidalgo, un comisario que ha sido claramente rebasado por la delincuencia. Con uno de los niveles de patrullaje más bajos del país, Almoloya enfrenta una ola de robos sin precedentes.

Desorden y complacencia. Bajo la supervisión de Blando Hidalgo y la permisividad de Solís Gómez, policías municipales fueron sorprendidos operando fuera de su jurisdicción, circulando en sentido contrario para ingresar a un fraccionamiento exclusivo en Calimaya.

Con recursos limitados pero una extraña disposición para cuidar zonas ajenas, la Policía Municipal se ha convertido en símbolo del desorden institucional. Ni Solís Gómez ni Blando Hidalgo han logrado frenar el deterioro de la corporación ni responder a las denuncias vecinales sobre el uso indebido de patrullas y oficiales.

La percepción de impunidad crece, la delincuencia avanza, y la seguridad de los ciudadanos sigue relegada. La policía de Almoloya es hoy una corporación sin rumbo, sin disciplina y al borde del colapso.