COLUMNAS

Veneno Puro DOMINGO 12 DE JULIO DE 2020*¿Nadie es Intocable? *Téllez y el Avionazo

Por Rafael Loret de Mola
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¿Alguien habló, hace casi dos años, del fin de los intocables” en México? ¿Otro mencionó que la lucha contra la corrupción no tendría tregua hace poco más de veinte meses? Por supuesto, no es referencia a los indómitos policías de Chicago que pusieron el cerco para atrapar al célebre Al Capone por evasión fiscal y no por sus sonados crímenes. Esto significa que la impunidad, al fin y al cabo, terminó por imponerse. Pero, me suena la voz de uno personaje de altos vuelos repitiendo que confiáramos en él porque no permitiría el brutal desequilibrio en la justicia entre los amigos protegidos y hasta estimulados y los demás, reos de las persecuciones y las amenazas, algunas de ellas consumadas.
Ya he dicho, pero viene de nuevo a colación por el inmovilismo preocupante de un sector de nuestra sociedad y un gobierno plagado de funcionarios inútiles –lo ha dicho así el presidente- alguno incluso ligados a los narcos para que “valga la pena”, y repetido una sentencia cuyo fondo no ha sido siquiera motivo de réplica: hace mucho que los cargos públicos no se pueblan de los mejores egresados de las universidades, mujeres y hombres, porque éstos prefieren rendirse a los atractivos inmensos del sector privado, esto es mejores sueldos, menos fiscalización y menos prensa sobre el mismo.
En cambio, los puestos gubernamentales, se supone, son más escudriñados y motivos, por desgracia, de cientos de transacciones soterradas entre los informadores y sus fuentes. El peor de los maridajes sigue siendo un factor determinante en la orientación de las noticias. Y, como periodista, lo reconozco con vergüenza pese a no estar en la lista de éstos porque no pocos de los colegas conocidos han extendido la mano para sobrevivir bajo la crisis de liquidez evidente que el secretario de Hacienda niega.
¿Lo percibiría en su momento Luis Videgaray Caso, a quien algunos observaban como un buen aspirante para el gobierno del Estado de México desde hace años y ahora se arrellana como presunto aspirante al cadalso sin utopía que valga y si estuviéramos en un estado de derecho? Sólo así puede explicarse que pensara en que fuese factible financiar las obras monumentales proyectadas, desde septiembre de 2014, con la recaudación a la baja y, en muchos casos, desviada hacia los narcos. No, no se horroricen ante una verdad que ya no debe ni puede ocultarse. ¿Quiénes vamos a pagar los platos rotos? ¿Quiénes ejercemos la crítica y cuantos son cautivos del fisco, sin remedio, enlistados con perversos acentos y escarnecidos por una propaganda que, por fortuna, opera en sentido contrario, esto es para bien? Menos mal que la ciudadanía ya está muy acostumbrada a las falacias, la maledicencia pública y el cruce constante de amenazas.
Es nuestro desagradable modus vivendi, una especie de “cuota” para poder disfrutar, sobre todo en “el mes de la patria” que ya viene si la pandemia maldita lo permite, las bellezas de nuestro país tan atenaceado no sólo por el “mal gobierno”, como gritaba el Padre Hidalgo, sino por especuladores, neoconquistadores de carretilla y potencias en fase de expansión, de la mano de las antiguas reformas. ¿O nos creemos el cuento de que somos más libres que hace un año? Pero, cuando menos, el colectivo comienza a reaccionar y puso al sistema a temblar. Ya veremos en diciembre.
¿Cuándo va a procederse, de lleno, contra los multimillonarios dueños de la industria de la minería? No me refiero sólo a Germán Larrea –o “di” como primera sílaba-, Mota-Velasco, quien contamina cuanto toca y le produce millones como un rey Midas de las zahúrdas, sino igualmente a los otros dos dueños de compañías perfectamente concesionadas por sus interrelaciones con el poder, entre ellos Carlos Slim Helú, nada menos, y Alberto Baillères González, primero y tercero entre los mayores multimillonarios de México y el primero también líder en el ámbito universal. ¿Puede explicarse tanta prosperidad en tres familias a costa de la injusticia, la impunidad y el blindaje a tres familias con colusiones profundas con el poder público? Si me equivoco, luego de una investigación a fondo, no sólo rectificaré sino sería capaz, por vergüenza, de dejar de ejercer mi vocación. Pido lo mismo para los “intocables”.
Por las Alcobas


Ya referimos el ominoso caso de Luis Téllez Kuenzler quien fue, como secretario de Energía de Ernesto Zedillo, en la segunda fase de aquel sexenio empobrecedor quien fuera considerado entre los dieciocho “sabios” para aplicarse a la rectoría de la riqueza petrolera en venta con fracaso estrepitoso. Dijimos que era inmoral que un elemento tan turbio fuese quien encabezara la lista, habida cuenta de múltiples pecados, como esconder la verdad en torno al “avionazo” en donde perdió la vida Juan Camilo Mouriño en noviembre de 2008, en su calidad de secretario de Comunicaciones del panista calderón, convirtiéndose en fiscal del caso porque consideró que si la PGR iniciaba actuaciones ello daría lugar a mayores sospechas sobre un crimen inducido. Tal es el personaje y su circunstancia.
Pero todo ello ahora sirve para que se luzca el réprobo, infame y represor, Manuel Bartlett, cuya ancianidad no le exime para un futuro encuentro entre nosotros que tanto ansío, sea o no funcionario de la CFE apoyada por AMLO. A menos, claro, que se encierre en algún cuartucho, como ya hizo en el Centro Banamex y en la Plaza México, para eludir la furia contenida en mí.

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