La codiciada alcaldía de Cartagena
La codiciada alcaldía de Cartagena
Por: William Hundelshauseen Carretero
Presidente Nacional APIC
A pesar de múltiples dificultades de conquistar reformas para la ciudad sobre políticas públicas, la modernización de una sociedad basada en la libertad y en un marco de convivencia; muchas personas renunciaron de las posiciones que ostentaban para aspirar a la codiciada alcaldía de Cartagena, buscando según ellos el verdadero cambio social, bajo cierta excepción de los aspirantes a ocupar el palacio de la aduana, la gran mayoría lo que buscan de llegar al poder es la de cumplirle a esa clase política que han mantenido bloqueada a la comunidad por el incumplimiento de sus promesas y están más pendientes de vender una imagen que afrontar los problemas que preocupan a los ciudadanos.
Es cierto que del abanico que se abre para aspirar a la alcaldía hay algunos que con seguridad contribuirán a realizar ese cambio en la ciudad, después de haber soportado una década de saqueo, robo y mala administración. Es imprescindible hacer el cambio social que el pueblo demanda a gritos. ¡Ya está bueno, de seguir eligiendo a nuestros verdugos! Por esto no hay excusas de equivocarnos en esta ocasión; estudien las hojas de vida de cada uno; que han hecho para merecer llegar a ese cargo tan importante; porque quieren al menos en la campaña proselitista estar cerca del pueblo y después le hacen pistola; porque siguen difundiendo que con ellos se proyectará desde el distrito la esperanza de un pueblo que se debate entre el desencanto, desviación de fondos, entrega total a los financistas y su aspiración de mayores niveles de participación, de justicia y de igualdad; porque todos conocen y han participado en la transición que requiere el cambio sin completar y lograran recomponer lo que está mal planeado. O sea todos saben que algo anda mal en la administración distrital desde hace más de una década y por eso toman como caballito de batalla las irregularidades de los exalcaldes, me pregunto: ¿porque si conociendo de antemano lo que está ocurriendo con los recursos del estado, no se convirtieron el veedores y denunciaron a tiempo estos hechos, evitando que desaparezca de las arcas distritales, los dineros de la salud, educación y de infraestructura?. Para nadie es un secreto que el desvío de los dineros y pérdida del mismo existe; pero los autores y recuperación del dinero NO.
Por eso no se puede perder más tiempo. Es absolutamente inaceptable seguir con ambigüedades. Hay que afrontar con decisión y firmeza una labor de escogencia para que cese la horrible noche, se necesita la concientización de todas las fuerzas, todas las ideas, todas las voluntades y todas las ilusiones colectivas. Una labor de reestructuración social que el pueblo cartagenero exige sin más dilación, por ser una ciudad emblemática, turística y demócrata, siempre lo ha sido del coraje y el valor patrio; levantando varias veces la bandera de la protesta y de la contestación popular para acabar con los abusos de la corrupción. Es una ciudad que ama la libertad como ninguna otra. Supo resistir hasta el final, se atrevió a hacer frente al imperio español, y por lo tanto, fueron realizados y emprendidos acontecimientos para liberar a la ciudad de la Corona; este período duró alrededor de 10 años, marcando victorias y derrotas, Cartagena empezó a controlar su destino y a crear las bases para su independencia y evolución, Simón Bolívar, en el motín de los gatos dio la talla de su rebeldía y amor a la justicia. Nadie puede decir que se siente aquí forastero. Ha sido históricamente la tierra de promisión de los desheredados, de los huidos, de la miseria y hasta de los que se atrevían a enfrentarse con los aires duros e intolerantes de la Inquisición.
Cartagena es un gran pueblo, y, por eso, tengo la confianza de que, en las próximas elecciones, van a ponerse a la cabeza para cambiar los modos y maneras de gobernar y configurar un mapa político más plural que acabe con la arrogancia, la falta de diálogo y la insensibilidad social de que vienen haciendo gala los últimos alcaldes, cuyo problema principal es la corrupción administrativa que se ha legitimado como practica social. Por eso persiguen, La codiciada alcaldía de Cartagena