Mala alianza de un gran líder
Mala alianza de un gran líder
Por: William Hundelshauseen Carretero
Presidente Nacional APIC
El liderazgo por lo general, ha sido sinónimo de grandes hombres… (Alejandro Magno, Julio Cesar, Gandhi, Juan Pablo II, Gorbachov, Teresa de Calcuta, Walea, Mandela, estas fueron figuras de primer orden que ejercieron influencia evidente como forjadores de la sociedad actual. Por otra parte, personajes como Hitler, Osama Ben Laden, Noriega, Chávez, Maduro, Uribe etc., representaron un tipo de liderazgo deficiente en aspecto fundamental como son los valores y principios, lo que determinó influencia negativa y manipuladora sobre las multitudes, utilizando su capacidad para hacer el mal, destruir pueblos, acabar con muchas vidas y mantener a las masas convencidas de que sus ideas eran las correctas y únicas.
Hoy traigo al recuerdo de múltiples personas que me leen y me han exigido que escriba sobre un gran líder de la ciudad como es el veedor JORGE QUINTANA SOSSA, rechazado de entrada por un sector por haber denunciado los hechos que hoy mantienen entre las rejas a los concejales, al exalcalde, excontralora, funcionarios, etc., mientras sus simpatizantes hay una imagen más condescendiente con lo que ha demostrado a través de su firme lucha para combatir la corrupción y lo ven como algo positivo para el desarrollo de la ciudad, por eso se sorprendieron al ver que una persona diáfana, transparente como él se haya retirado de sus justas aspiraciones a la alcaldía atípica, para unirse a un candidato apoyado por un amplio sector de la corrupción que él mismo viene combatiendo. El candidato que el veedor se alió tenía como el mayor proveedor al exgobernador JUAN CARLOS GOSSAIN, que según informe de la Contraloría descalabró con 20 mil millones al departamento de Bolívar, cuyo desangre se realizó a través del ‘Cartel de la hemofilia’, donde, con fallos de tutela, se paga esa cantidad, y acaban de ser llamados a juicio por la Contraloría: Gossaín, las exsecretarias de Salud, María del Carmen Álvarez y Bertha Pérez; la entonces directora de la Unidad de Aseguramiento y Prestación de Servicios de Salud, Nacha Newball Jiménez y el exauditor médico del departamento, Luis Eduardo Ortiz; de ahí lo sorprendente de los seguidores del veedor, que vieron la oportunidad con él de cambiar a Cartagena desde que se metió a la política porque sus argumentos son legítimos y verdaderos, QUINTANA, representa al que estaba equivocado y logró entender que si se puede enderezar el camino con esta clase de líderes, porqué lo ven como un veedor valiente y coherente que se ha enfrentado a la clase política tradicional y a las mafias, y le piden que continúe en la lucha para sacar a Cartagena del alto grado de corrupción que le asiste en la última década, olvidándose del mal momento sin querer les hizo pasar al unirse a una persona que representaba lo mismo con las mismas, aliado a grupos de políticos que convirtieron a la ciudad en un negocio para sacarle todos los recursos posibles con el fin de financiar sus millonarias campañas electorales, pagar favores y enriquecerse, todo esto con la complicidad de contratistas y funcionarios públicos, que en la nueva administración de ANTONIO QUINTO GUERRA VARELA, deben desaparecer en un alto porcentaje, porque son múltiples las causas atribuibles a la existencia del fenómeno de la corrupción. Para Cartagena puede mencionarse, en forma muy general, la ineficiencia, la mala calidad del control interno, la falta de un código de responsabilidades aplicable a los encargados de la administración de recursos públicos, la existencia de un severo régimen de sanciones para castigar de manera ejemplar a quienes incurran en prácticas de corrupción, la débil o ausente participación de las organizaciones de intereses de los ciudadanos en la tarea de vigilancia de la gestión pública, y la discrecionalidad con que algunas veces se manejan los grandes negocios del Estado, de ahí el gran reto de QUINTO, de acabar en parte con la corrupción como lo manifestó en su discurso de posesión, evitando que no dispongan de su propio lenguaje, y sus propios mecanismos de defensa, reclutamiento, reparto y operación, hasta el punto de conseguir que se inviertan los valores sobre los cuales se supone que debería funcionar el sistema, para que no se repita; Mala alianza de un gran líder.